La taxonomía de la UE establece el estándar por el que las actividades económicas pueden considerarse sostenibles. Esta evaluación se basa en estrictos criterios técnicos de selección. El objetivo de la taxonomía es establecer criterios armonizados para la sostenibilidad, evitar el lavado de verde y dirigir la financiación hacia actividades sostenibles.

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La taxonomía abarcará muchas industrias, incluidas la energía, la fabricación, la construcción y el transporte. Sin embargo, se ha debatido sobre qué actividades económicas deberían o no incluirse.

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Uno de los sectores más controvertidos es el gas natural. En el primer borrador de la Ley Delegada sobre el Clima, la UE había considerado la inclusión del gas, pero esto suscitó muchas críticas y no se incluyó en la versión final. La UE declaró que el gas natural se incluiría en el acto delegado posterior. Los criterios técnicos de selección propuestos para la generación de electricidad a partir del gas natural recibieron críticas de ambas partes; los partidarios del gas natural argumentaron que eran demasiado estrictos, mientras que los opositores se opusieron a permitir en absoluto la categorización del gas como ecológico.

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El jefe de clima de la UE, Frans Timmermans, señaló el papel del gas natural en la sustitución del carbón y, al mismo tiempo, en la construcción de una infraestructura de hidrógeno al menor coste. El gas natural podría desempeñar un papel importante en la transición a un sistema energético de cero emisiones netas que dependa principalmente de la electricidad renovable. Polonia ha sido una defensora particular de este enfoque. Polonia ha previsto sustituir su parque de centrales eléctricas de carbón por centrales de gas, que emiten de media la mitad de la cantidad de CO2. La industria sostiene que la taxonomía podría desempeñar un papel importante a la hora de dirigir la inversión hacia estas nuevas centrales, que servirían como etapa de transición entre el carbón y un sistema energético completamente neutro en carbono.

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Los críticos han señalado que permitir que las nuevas plantas de gas se etiqueten como verdes y dirigir la financiación hacia esos proyectos sería financiar activos de larga duración que no son compatibles con el objetivo de lograr una economía neutra desde el punto de vista climático para 2050. Fomentar nuevas inversiones en gas podría desviar la financiación de otros proyectos y tecnologías sostenibles.

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Sandrine Dixson-Declève, copresidenta del Club de Roma y miembro de la Plataforma consultiva de la Comisión Europea sobre Finanzas Sostenibles, sostiene que el gas natural «no debe clasificarse como «verde» y no debe incluirse en la Ley Delegada sobre el Clima de la taxonomía de la UE». Va más allá y sugiere que la decisión de incluir el gas natural como actividad de transición «es completamente engañosa, puede llevar a una grave malversación del riesgo y socavará los esfuerzos de la UE por transformar su economía».

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Las discusiones sobre el papel del gas en la taxonomía han continuado tras la revisión de la Ley Delegada sobre el Clima. En 2020, un grupo de diez países partidarios del gas (Bulgaria, Croacia, Chipre, Chequia, Grecia, Hungría, Malta, Polonia, Rumania y Eslovaquia) amenazaron con bloquear la taxonomía por no incluir el gas natural como combustible de transición. Estos países querían que el gas natural fuera reconocido como fuente de energía sostenible durante la transición a una economía neutra en carbono.

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En agosto, se publicó un borrador de la Ley Delegada Ambiental con una solicitud de comentarios por parte de la UE. Este proyecto incluye la generación de electricidad y la cogeneración de calor y frío y de energía a partir del gas natural como actividades transitorias potencialmente sostenibles. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también ha anunciado que pronto presentarán propuestas para incluir el gas como actividad sostenible en la taxonomía.

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Aún no está claro si el gas natural se incluirá en el borrador final de la Ley Delegada Ambiental o qué forma podría adoptar la inclusión. Lo que está claro es que la UE se encuentra actualmente en un momento decisivo, al decidir el papel del gas fósil en la transición ecológica en Europa. Las decisiones que se tomen ahora tendrán un impacto duradero, no solo en la credibilidad de la taxonomía como instrumento para combatir el lavado ecológico, sino también en la política energética y climática de toda Europa en un momento crítico.

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